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jueves, 5 de septiembre de 2024
martes, 30 de octubre de 2012
¿Cuál es tu historia? #Vínculos
"Cuéntase también que apretándole su
madre a que se casase, respondió que todavía era temprano; y que pasados
algunos años, urgiendo su madre con mayores instancias, dijo que ya era
tarde"
Diógenes Laercio, anécdota sobre la soltería
de Tales de Mileto
EL INCESTO
César informa que,
antes de cruzar el Rubicón y marchar sobre Roma, soñó que cohabitaba con su
madre. Como es sabido, los desaforados senadores que terminaron con César a golpes de puñal, no lograron
impedir lo que estaba dispuesto por los dioses. Porque la Ciudad quedó preñada
del Amo («hijo de Rómulo y descendiente de Afrodita»), y el prodigioso retoño
pronto fue el Imperio Romano.
Rodericus Bartius, Los
que son números y los que no lo son (1964)
En Libro de sueños,
J.L.Borges.
Se sienten solas y rotas. Despedazadas por la
obligación de no tener que perder de vista el abismo de las conveniencias.
Días, meses, años de quebranto en el que exageran sus sentimientos y sus
debilidades; anhelan visitas y situaciones ajenas; recuerdan vicios y noches
vacías. Y los chicos a esa edad son insaciables. Quítese el atrapasueños del
coño, dijo el del trastorno de Tourette. Indomables vínculos, y olvide aquí la
cronología pues deben de conciliar conmigo que el tiempo acusa, justifica, el
placer desencadenado por el sexo indócil y perturbador.
Priett se va de viaje por el cielo sin saber que
existe el universo ni qué clase de merluza es eso. Ansía encontrar a su tía en algún hueco
a la diestra y poder follarla. Su nave espacial es una lavadora serie A sin
contra centrifugado. Viaja seco, con ocho kilos de marijuana mejicana, sesenta
y nueve adminículos para propiciar rápidas sensaciones placenteras y su mascota
Patrizia, una cría de elefanta que no se olvida de crecer.
El inquietante paroxismo del sentimiento prohibido. La
intensidad del deseo finisecular: incesante durante años, la vida entera.
Después de un tiempo lato y oscuro (perdurado en el abismo en el que ella se
adentró desde aquel mediodía en la cocina de su antigua casa), se encuentran en
la calle del sol deshonesto y ella le invita a comer un domingo en su nuevo apartamento.
El símbolo de su renacer de las cenizas, la manera lógica de encauzar el
rejuvenecimiento del corazón, crear el movimiento de vida que las nuevas partículas
químicas de la mente frenéticamente provocaban; atrayendo la bruma que hace
olvidar el quebranto, a la desolación ocasionada por un suceso grave en otro
movimiento visceral de esa misma vida. Follar en el cuarto del baño. Buscar el
momento para ir a bañarse estando el otro en casa, a solas los dos. El chico lo
sabe y sentado en el sofá rojo se saca la polla, saca el capullo fuera de la
piel estirándola fuerte hacia detrás hasta hacerse un poco de daño, el
suficiente para enervar, como locas con vida, las venas de su enhiesta polla.
No aguanta más y deseando verla desnuda abre la puerta del baño sin previo
aviso ni llamada. Ella grita de sorpresa sentada en la bañera mientras se cubre
las sustanciosas tetas con el brazo y una abierta recogedora mano izquierda dejando
un hinchado pezón colgando del antebrazo a la vez que saca tres dedos de su
coño inundado que continúa manteniendo fuera del agua arqueando la espalda en
un gemido de gata joven. Dudas.
Se retira diciendo que se marcha, que se queda sola en la casa; que tenía que
decirle eso, que tuvo que abrir... Cierra la puerta temblando. Pero Magda le
pide que abra de nuevo. Le exige que pase y que cierre tras de él. Palpitando,
empalmado. Ella está de pie dentro de la bañera con la toalla cubriéndole el
cuerpo desnudo. La mira de arriba abajo. Piensa que debería de sacarse la polla
para que se la vea. Lleva algunos años sin chupar una buena polla (sin
sentirla, desde la noche en la que se besaron, él sabe cabalmente que ella le
está esperando); entonces ella con el corazón embravecido parlotea de que
recoja la ropa interior que tenía colgada detrás de la puerta y que ha derramado
por el suelo de cerámica azul. Unas bragas, las medias con banda a medio muslo,
un sujetador de encajes blancos… la recoge con la polla retorciéndose dentro
del pantalón. Al erguirse le pregunta si quiere que cuelgue también la toalla
que la cubre. Le contesta que no, que ella la colgará cuando se vaya. No le
importa nada, le vuelve a repetir que mejor que se la entregue a él. No se la
da, se resiste. Su resistencia es húmeda. Por primera vez se miran a los ojos.
Ahora le moja las piernas el flujo que no es capaz de retener en su vagina.
Empapada, con la mente vibrándole no advierte de que él agarra la toalla con
suavidad y ella va cediendo. Primero un poco, hasta la demarcación de la
frontera de sus tetas. El timbre de los pezones… pero ella no puede permitir
esto, perdió ese hábito libre de desnudarse delante de un hombre. No está bien
todo esto, reflexiona dentro de sus purgas, pero desea que le parta el coño
humedecido, lo suplica en cada sueño.
Y sueña con este hombre desde que éste era un niño.
La primera vez que se acostaron juntos el muchacho tendría 16 años, 15. Ella
sintió que inmediatos en la cama él la rozaba excitado. Se mordió los labios
con fuerza, se contrajo, pero le fue imposible vencer al deseo, al nuevo juego.
Putoncísima giró su cuerpo insinuantemente invitándole a respirar sobre sus
tetas, ya pegado a su espalda, a que pasara una pierna entre las suyas hasta
dejarle la rodilla encajada estrujando su clítoris. No durmieron en toda la
noche. Y se tocaban fingiendo que dormían. Antes del amanecer ella contoneó de
nuevo el cuerpo, ahora sobre su costado derecho hasta dejar su culo rozando la
polla enorme y dura, y él la llevaba a correrse acariciándole las tetas con su
mano mientras su polla entraba entre sus bragas y la restregaba por su culo
entreabierto, lubricado por el fluido derramado a borbotones por la vulva
concupiscente, cimbreante; conteniéndose bajaba para hincarla entre sus piernas
hasta rozarle, desde detrás, la entrada de su coño. No la penetró. Dejó libre
sus tetas y torneándose se las plantó en la boca. El chico mamaba durante horas
como un niño grande con dientes afilados y con la polla entre sus piernas sublimaban
el choque jadeante de los pubis. Ella le estrujaba los huevos con fuerza hasta
derramar toda su leche sobre el clito enrojecido, vibrando enloquecido fuera
del prepucio. Se besaron por primera vez en la boca, cálido, lujuriosamente,
prohibido. Así amaneció una nueva y deliciosa relación no permitida; no lo
dudes, sí subvertida y perversa en un deseo irrefrenable.
La ráfaga de viento le hizo mirar inquieto a su
alrededor con la necesidad de captar un mensaje con voz de cuervo diluido en el
aire, alguna circunstancia ocurrida lejos; los ojos anublados en una reflexión
dubitativa, aturdido quizás por el calor que escapa del desierto y que guía al
viento. El olor de la ciudad le embargó el alma sacándole de ese estado cataléptico.
Reflexionar ahora sobre la decisión que asumió en lo concerniente a su destino mientras
subía los peldaños de la escalera de dos en dos hasta la puerta de su
apartamento en el centro de la ciudad, reproducir el olvido, le engendraba
estremecimientos deshonestos. Habían pasado quince años y el judas-designio
empezaba a fabricar ansiosas y herméticas imágenes enmarañadas a los trémulos zumbidos
corporales que dos renglones más arriba seguían siendo muy poco honestos
amenazando en convirtiéndose en una bomba de asquerosa y cargante inestabilidad.
De nuevo intentaba eludir ese compromiso aletargado durante tanto tiempo, sin
embargo, sin poder evitarlo, volvía a su cabeza la idea de que enfrentarse a su
pasado era inevitable. La voz dentro del viento le gritaba con certeza que en
la noche algo extraordinario había ocurrido… ¿tantos años y hasta entonces ella
no había fornicado? La sangre empezó a latir debajo de las venas. Un miedo moro
le hizo recular al entrar en su casa. Retrocedió y salió de nuevo a la alameda,
echó a andar calle abajo, miró al imperturbable cielo metálico y se perdió en
sus adentros. Podría dar irrebatibles explicaciones de su decisión. Rumió
vigoroso, intentando proyectar alguna virtud sepultada en una dendrita para
poder romper el vicio concéntrico e invulnerable con el que carga las cabras a
uno la atormentada realidad. Pero se mentía así mismo como sólo un zorro ladino
sabe jugársela a las gallinas. ¿Qué argumentos conseguiría evidenciar ante sus
hijos? ¿Y ante la proximidad turbadora de Magdalena? Vagabundeó por el
discurrir de calles que forman la kasbah hasta llegar a la calle Sania, frente
al puerto; la nostalgia hizo que mirase por primera vez hacia el norte en todos
aquellos años, a la otra orilla del trozo de mar. Se juzgó como Malaparte
abandonando Sodoma, pero distinguía que ya era demasiado tarde para muchas
cosas, para todo lo que dejó atrás. Se acomodó la rodilla izquierda bajo las
piernas y como el viento, voló lejos de su anterior vida. Demasiado tarde,
finiquitó. Nunca volvería, le habrían olvidado, dado por muerto y además aquí tenía
una familia que le necesitaba. Resolvió que su pasado continuaba siendo
evitable, que debía de arrinconarlo junto a los demás demonios del subsuelo para
poder sobrevivir; y con la mirada perdida en un velero donde ondeaba una
desgarrada bandera tricolor francesa dejó de escuchar los graznidos de aquel
viento. Desanduvo el vagabundeo, resistió con su temperamento de camaleón
pálido los pormenores de su vida y entró
en su casa como siempre.
Cierta vez, quizá un año después de aquella novicia noche de
fricciones clandestinas, en otro día envuelto de un manto de luz de primavera
atlántica en el cual sabían que nadie les molestaría, él desplegó en su cara (ella
erizada por su presencia, condescendida) una revista pornográfica que advirtió haberle
encontrado a su hijo en su cuarto. Vio la polla de aquel negro entrando en el
coño blanco de una chica francesa y no pudo contener sus palpitaciones vaginales,
temblando sobre sus pies en la cocina blanca, hasta correrse con cada página.
Le dijo que la apartara, que estaba haciendo la comida y no quería ver más
aquello. Con un leve toque con la palma de la mano la retiró de su vista. Pero
antes de que éste saliera de la cocina, le pidió que le dejara ver de nuevo,
hizo una pregunta tonta y pidió que pasara otra vez las hojas de la revista;
miró todas aquellas páginas desbordada por el dolor del deleite con el roce
continúo de su brazo desnudo contra el del chico, con su olor corporal de
hombre caliente, mientras rasuraba unos pequeños calabacines. Tuvo que
contenerse, mirarle de soslayo y lascivamente dejarle vivir por el mundo. Y se
masturbó durante su inmemorial hundimiento, en el frío de la decadencia de los
días, fantaseando con situaciones parecidas. De rodillas mientras fregaba el suelo
y él la encontraba sin bragas alguna vez, aunque sentía que él deseaba verla
con sus sensuales bragas en aquel culo soberbio e intenso al entrar en su casa.
Abría un poco más las piernas y balanceaba el cuerpo hacia adelante mostrando
la muselina transparente hincada dentro del coño con el pubis abultado por el
deseo. El le apartaba las bragas y le recorría la vulva con la lengua, mordía
el clítoris rígido y seguía chupando hasta alcanzar su agujero virgen,
lamiéndole con vehemencia antes de clavarle la polla dentro del culo de un solo
empujón. Se corría al imaginarlo, se frotaba el clítoris hasta correrse a
chorros sobre las sábanas caladas de orina y flujo.
Y Magda cogió el fusil. Deseaba soltar la toalla
pero necesitaba estar segura de que con sus 45 años,sugestionada con la edad de la invisibilidad,
siendo un pibón petable como era,su ya veinteañero sobrino
seguía deseándola. Abrió los ojos y miró al chico. Tenía la polla fuera del
pantalón. Desatendió la toalla que mantenía a la altura del ombligo y liberó un
desnudo integral tremendo de lúbrica mujer madura, viuda por convicciones que
demanda la estabilidad mental anulando un conjeturado abandono que la desolaba
interiormente, destrozada y sin sexo pleno durante quince largos años. Se arrodilló
lascivamente fuera de la bañera y se metió la oronda polla en la boca lamiendo
con la lengua, chorreando una saliva libidinosa y consiguiendo encajársela en
la garganta provocándole un espasmo que le recorrió todo el cuerpo hasta
escuchar el flujo que se escapaba de su vagina empapando los dedos de su
sobrino que tiraba por detrás de los labios y de un clítoris vibrante y
abultado. Le mamó la brillante verga hasta que se corrió en su boca
tragándoselo todo. Le cogió de la mano y le dijo al oído: Ven, te enseñaré como
follar a una mujer madura en su cama. Con el alma gateando, inyectada de
almíbar de jengibre y clavo, le rogó que se contuviera un momento en la puerta
de la habitación, que la observase andando hasta llegar a su cama, que mirase
como jugaba con su coñito. Exhibió su desnudez, de espaldas, casi serpenteando
a cuatro patas en la orilla de la cama, desplegándose el abismo profundo y
bello muy despacio. Con las piernas mojadas de flujo resbaladizo hasta la parte
de detrás de las rodillas, estremeciéndose murmuró: ven, méteme la polla en el
coño sin parar de andar; por favor, no te detengas, empújame y ábreme el alma;
orina dentro de mi coño ¡eyacula en mi grieta hijo de puta; ensártame como a
una perra! Sabes que sólo puedo confiar en ti... jadeando le ordenaba sus silenciados
deseos, le guiaba entre una espiral de perdición sensorial y la sensual
invectiva de la palabrota carnal y él se sentía el protagonista en la tierra de
los comedores de flor de Loto1.
Habían pasado 9 años desde aquella noche de lujuria en la que quisieron olvidar que él era menor de edad. Todavía siguen follando, cada vez que uno de los dos llama al otro con dos días de antelación que convierten en sublime el morbo de la
locura, sin que nadie haya sospechado nunca nada de lo incestuosa de su relación catorce años después.
Reincido, difícil:
pretendiendo hablar del tiempo y de la soledad a la que nos aboca ese tiempo no
relativizado con el prisma del ensueño, las ilusiones, debido a las
circunstancias que no muy luego patentiza que la vida pasa inexorable, y le
deberemos, haberla vivido.
1.- Californication.
viernes, 27 de marzo de 2009
BAILAR - ABRAXAS - Nepente (II)
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____________________________________JUANLU VERANO.
____________________________________JUANLU VERANO.
Las mariposas que penden de un hilo en las manos de los niños son cometas que bailan en la playa junto al viento suave de la tarde dejando una estela de optimismo en una atmósfera bermeja, de vez en cuando se encuentran en un movimiento simultáneo y siempre contradictorio, almas que jamás debieron juntarse, inaprehensible etapa de la vida en la que fueron reunidas por la violencia de la ley, la norma que transgrede al infinito de lo posible y es asumido, pero nunca lo justifica. Como hay que abrir el presente, el atardecer invita al glamour, entonces hay que emplear la violencia, todo es violento, el cielo lo es y las cometas están debajo de él sobrevolando a otra mujer que ya está libre del cepo más doloroso. A su lado una botella de agua mineral con cristales de nieve Christian Lacroix de Evian, el presente es tomado por la escritura y la música suena sin cercanía sin lejanía, está en el mismo ambiente, hace calor y los chicos con las chicas quieren emerger de la inocencia. La más hermosa del juego de las sorpresas tiene ésta noche una cita y Manuela bebe un poco de nieve mientras saborea lo que del presente se escapa que no es otra que Ella en su mejor vestido francés de )( con su rojo lápiz de labios. La marina donde atracan los yates deja pasar una brisa de aire y se baña en él estremeciéndose, acunando las ondas de su pelo y ésta morena sabe que es feliz; las mesas llenas de caviar, su collar de perlas de Baroda; las navajas y los dueños de la cólera están en su laberinto subastado sin poder salir y en la música de la tarde se puede oír que Ella ya venció a su monstruo y el tiempo acabará por matar a su hermano el Minotauro, cae la noche y en el Santuario bailando brilla la luna dentro de una copa llena de la voluntad del piadoso Möet &... Abraxas.
Es posible tener miedo al miedo, cuando se trata de perder a una mujer, es posible, puedo decir que estoy loco y ahogado de terror, me dan calambrazos. La desesperación y el desasosiego, un reconcomio que se aloja en la espalda del alma y te va cosquilleando la carne hasta que se planta en la cara y te deja agriado el rostro, la mirada y el corazón lleno de dudas, acobardado y vacio de otras inquietudes. Expuesto, totalmente atrapado por la contrariedad y con la indignación hecha bilis, quedas por completo anulado, ciego; eres un detrito que siempre está fuera de cualquier lugar, tirado en la puerta del Sínodo de Pistoia (aún menos vale uno). Sólo Ella y su escarmiento cuelgan de mis gafas de sol, puro Jansenismo, Manuela es la negación del estado de naturaleza pura, me “abraxas” la vida entera; es un tipo de culto que pronto dejaré de practicar, recorrer su exuberante cuerpo casi me está ya prohibido, tengo que beberme su imagen espiritual y onírica creada por mi, tensionar mi dialéctica entre la razón y mi fe de volver a verla bailar de nuevo en la Costa Azul, en el bar de Pierre Lost que está construido sobre las aguas del Mediterráneo, frente al paseo de los ingleses de Niza. Si, quizás ésta noche alcance amanecer en la Riviera francesa junto a mi cadáver. El reparto de desolación proviene de mi, de mis noches sin ella, de mi desidia y prepotencia, siempre buscando eternas melenas fuera de su cama, y hoy, tengo que arrastrar mi sentimentalismo barato, mi fábula lírica de borracho que desentona bajo el puente con una botella llena de serpientes, Mamba, un veneno que me ciega por completo los sentidos al verla bailar en la terraza de Lost, el cuerpo de una mujer que fuera de mi dominio, egoísmo pueril, me arrebata el alma, y mi sexo que durante tanto tiempo se creyó importante, despreciado cuando lo creí adorado ¡pobre de mi! su piel morena rozando al joven que se llama lujuria de la belleza, no alcanzo a ver sus tobillos, sus piernas libidinosas y voluptuosas de muslos rodeando a la noche con nombre de varón, sus vibrantes pezones en las puntas, su boca entreabierta me voltea el estomago, sus ojos enormes y verdes sólo consisten en invitarle a Él a los deleites de la carne y a mi una invitación al vicio del odio; enfermo de deseos levanto la mirada del suelo y la beso en mi locura como lo hace Febo de Negroponte, la huelo como Grenouille la Rana, mi drama humano soy yo y un cobarde no tiene impulso y un cobarde no es un símbolo estético, y moriré al romper el día, y los rayos naranjas me dirán que he de morir como la amé, con crueldad: crux theologorum, Libertad y Omnipotencia de Dios clama un ateo, para que condene a todos mis enemigos y me salve yo, con champagne, con una sola copa llena, la mía, con el diablo BAILAR... ¡¡ ABRAXAS !!
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- BAILAR - ILUSTRACIÓN ORIGINAL DE JUAN LUIS VERANO. gracias amigo.
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LOS PLANETAS - DE VIAJE - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Sevilla 04-09-2024.
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_ ____________________________________JUANLU VERANO. Las mariposas que penden de un hilo en las manos de los niños son cometas que baila...
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"Cuéntase también que apretándole su madre a que se casase, respondió que todavía era temprano; y que pasados...